
Se nos enseña a ser hombres o mujeres, pero jamás, algo distinto de ello. Cualquier subjetividad expresada en un cuerpo diferente es reprimida, rechazada. Una subjetividad híbrida o conformada a partir de distintas combinatorias es un imposible para la mayoría. Y sin embargo, cuantos sujetos nos habitan, nos pueblan en el interior de nuestra conciencia, con voces múltiples y varias. Por ejemplo, nuestra subjetividad es una cuando mandamos y otra cuando obedecemos; una cuando somos padres y otra cuando somos hijos. Se nos dice que cada persona es un sujeto, sin embargo, yo pensaría que es posible ser varias personas a la vez y todas con la misma intensidad, sin traicionar la pluralidad de sujetos y voces que nos habitan. Es más sensato, a mi ver, admitir que somos muchos sujetos a la vez que uno solo. Por mi parte me declaro una subjetividad híbrida en la que el erotismo y la sexualidad se despliegan en los bordes de ser mujer u hombre. El erotismo, deslindado de la esfera de la reproducción, es sexualidad simbolizada que como tal puede ser creada y recreada al infinito: podemos ser múltiples sujetos y encontrar un erotismo plural.
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