La Esquina de Pinina – Viernes 14 de junio 2013

Fotografía por Michelle Aguilar.

Sobre magos, traducciones y otras huestes libertarias:

El pasado lunes asistí a la premier de la película “Música Ocular” del director mexicano José Antonio Cordero y con música de Tareke Ortiz. Luego, en el coctel que compartí con los susodichos, pude expresar las impresiones que me dejó la película y que ahora quiero compartir con los lectores del blog de BBYB. Se trata de tematizar la sensibilidad distinta de los sordomudos, a quienes llamamos “discapacitados”. Toda la película me provocó una emotividad sin igual por las imágenes; pura poesía visual y sonora que intentan traducir el mundo que verían y escucharían más o menos los sordos. Lo hermoso es que los sordomudos, en el ámbito del amor, esperan una pareja que no sea “oyente”, como ellos llaman a los hegemónicos normales. Un “oyente” no comprende el mundo erótico de un sordomudo a menos que haga el hermoso ejercicio de aproximación a su mundo distinto, dónde el sonido es otra cosa. Ese mundo de supuesta discapacidad es un mundo lleno de otros modos de percepción y de un erotismo en dónde la sensibilidad se realiza de otra manera. Un mundo en el que la visión y el sonido tienen otras relaciones, diferentes a las de los “normales”. Para llegar al cuerpo erotizado de un sordomudo, en el caso de ser “oyente”, hay que empezar por jugársela toda en la traducción de la sensibilidad. Un beso no es un beso “normal”, una caricia tampoco es una caricia “normal”. Allí se desbordan nuestros hábitos de placer estándar. Una que se cree distinta por ser una travestida bizarra cuando en verdad hay diferencias que pueden ser tan radicales o más que las de estar entre estos límites de la normatividad. Como siempre, les dejo este textico para pensar más y de otra manera y abrirnos a lo insospechado del tacto; el exquisito tacto de la diferencia. Ojalá llegue esta película a Colombia y sientan lo que yo sentí cuando la vi.