x Laura Pardo
@laupardocordero
Aguzar: 5. tr. Despabilar, afinar,
forzar el entendimiento o un sentido,
para que preste más atención
o se haga más perspicaz. (Tomado de http://www.rae.es)
Estamos demasiado acostumbrados a imponer y a dejarnos imponer las razones por la fuerza. Como la gran mayoría de estudiantes de la Nacho, me sentí también indignada e intimidada por el grupito de capuchos atípicos, paracos anti-paracos, que hace unos días aparecieron en el Freud y en la Ché, en la sede Bogotá.
Se comenta por la universidad que éstos nuevos capuchos eran diferentes a los típicos grupos de izquierda a los que estamos, también desafortunadamente, acostumbrados, pues los de siempre se limitan a exhibir sus distintivos, gritar consignas y desahogar su rabia contra el cemento de la 45 o de la 26, pero sin atacar ni dirigirse individualmente a los estudiantes, ni mucho menos forzarlos a mostrar sus bolsillos o sus maletas.
Se aventuran varias hipótesis sobre la identidad de estos trogloditas de turno: unos creen que pueden estar conectados con la vigilancia oficial de la universidad, otros que son mamertos anti-consumo de porro o paramilitares de derecha, otros piensan que pueden ser un grupo de jíbaros que se pelean la plaza con otro grupo de jíbaros. La preocupación se hace mayor al encontrar una vacía respuesta, casi protocolaria, por parte de las directivas de la universidad frente a estos hechos y aún más cuando se escuchan justificaciones por parte de algunos estudiantes, al decir que no hay por qué conmoverse, ya que no es nada raro que los encapuchados irrumpan en la cotidianidad del campus y hasta que sería bueno que por estas intimidaciones, los usuarios de marihuana sean relegados e incluso eliminados de la universidad.
Lo más absurdo de este asunto es que los anónimos armados pretendieron abogarse el derecho a establecer los espacios en los que sería permitido o no fumar marihuana, señalando además, en una respuesta igualmente anónima a uno de los escritos que sobre el tema se publicó en internet, que deberíamos irnos acostumbrando a su presencia, como si fueran ellos y sus armas los llamados a decidir y a imponer las formas válidas de apropiación del territorio universitario, según sus anónimas costumbres y preferencias.
Los estudiantes, como sabemos, tampoco en esta ocasión hemos logrado llegar a un consenso, resultando esto en otra muestra de nuestra terrible fragilidad, que permite no solo imposiciones con respecto a actividades que para algunos pueden ser polémicas, como el hecho de fumar marihuana, sino también llegando a afectar espacios culturales y académicos, como la jornada de los viernes en la tarde, desaparecidas por imposición, gracias a la brillante estrategia de cerrar la universidad, incluyendo bibliotecas y salones de clase, para evitar que los estudiantes permanezcan en el campus y se entreguen a la fiesta y el descontrol con el que suelen recibir cada fin de semana. Me cuesta creer que alguien se haya podido comer ese cuento y que no haya sido todavía despedido, por inepto, el funcionario artífice de semejante propuesta, ciega de ingenuidad, que solo ha logrado que el fin de semana comience antes.
Celebro la actuación de la representación estudiantil, que hizo de inmediato la denuncia pertinente frente a la comunidad universitaria, aunque desafortunadamente no haya tenido mucho eco entre la mayoría de estudiantes, limitados, como yo, a expresar su descontento en las redes sociales, pero todavía demasiado débiles, en tanto individuos aislados, para poder evitar que se impongan acciones represivas, aún contra las actividades académicas que, se supone, deberíamos poder desarrollar.
Tan orgullosos que estamos todos de estudiar en la Nacho, de lo inteligentes y críticos que somos, de lo comprometidos que decimos que estamos con nuestra realidad, pero a la hora del té, como dicen las abuelitas, nos dejamos sacar, nos dejamos imponer, nos vamos a beber afuera y dejamos que las actividades culturales que se hacían los viernes, se vuelvan parte del pasado, se conviertan en una queja más, otra queja, una más de las tantas que nos sirven para llenarnos de rabia y esperar de los estamentos poderosos – llámese vicerrectoría, gobierno nacional o maldito capitalismo despiadado – la solución a nuestros problemas o, lo que es peor, pretender superarlos al justificar la acción anónima detrás de una capucha que, así como para unos es símbolo de lucha y de poder popular – lucha que, en mi opinión, se queda en el enfrentamiento de piedras contra cemento; poder popular que se limita a hacer bulla, una bulla desgastada y ya casi imperceptible, excepto porque agrava el bogotano caos vehicular –, es aprovechada por otros para también esconder la mano que tira la piedra, e intimida y amenaza al que piensa y actúa diferente.
Yo quiero a mi universidad, no me mal entiendan, quiero a mis compañeros, como quiero a lo que me imagino que es mi país, pero los quiero casi como a un hijo bobo, terco y bobo; mi amor es ese amor obligado por los años y por la costumbre, que se mezcla constantemente con la frustración y que se pone a prueba todo el tiempo. No me dejo de preguntar si, como le dicen a uno desde la inducción, la Nacional es como una Colombia chiquita, ¿será que algún día dejaremos tanta juzgadera, tanta quejadera, tanto absoluto convencimiento de la verdad de nuestras propias creencias y percepciones? ¿Será que los estudiantes seremos capaces de dejar a un lado nuestra doble moral y aportar, aunque sea, un poquito de respeto y coherencia a nuestro país? No estoy pidiendo que a todos les indigne lo mismo que a mí, cada persona verá en qué luchas se mete y qué acciones realiza para alcanzar sus fines, es solo que me resulta muy triste comprobar que, también en nuestra patria chiquita, se sigue perdiendo el espacio para pensar, para disentir de la norma social, para ser tranquilamente lo que cada uno quiera ser, sin tener que pedir permiso ni hacerle daño a los demás.
Muy buen aporte. Algo así estaba buscando hace un tiempo y cuándo había desistido lo encuentro.
Muchas gracias. Estoy a la orden para ustedes.
Primero felicitar a quienes no solo escriben artículos relacionados con el erotismo, sino que
igualmente se preocupan por su contexto, en este caso el estudiantil.
No es de ahora sino de siempre que nuestras universidades quieren ver a los estudiantes como
objetos de una cuasi perfección, determinan espacios, formas de hablar, formas de hacer y todo
en pro de la educación.
Ya ayer escuchaba como somos el país de Latinoamerica que invierte menos en educación,
así pues que tomar al joven estudiante, reprimir su curiosidad por un mundo vetado desde
casa y que a duras penas viene a explorar en muchos casos en el espacio universitario es casi
abominable.
Invito al estudiante a explorar reflexivamente su entorno, dejar de lado la mojigatería, dejarse
llevar por el mundo que quiere explorar y que saque cada uno sus propias conclusiones, Bogota
es una ciudad que añoro que sueño y que hasta un poco de miedo le siento, pero allí esta y es
para vivirla, sentirla y comprenderla es un ser vivo con millones de células como Uds. las BBYB
adorables y sesudas en muchos casos.
Gracias Laura por compartir este su punto de vista.
Es interesante que lo más llamativo para muchos fue la desnudez y no la opinión. Unos llaman la atención con disfraces y mimos, otros con falsos positivos y autoatentados, si ella se desnuda y opina debemos ver y leer más alla.
La UN si es una Colombia chiquita, donde solo hay dos maneras de afrontar las problematicas: Ponerse bravo o hacerse el huevón; o rayas muros y tiras piedra o cambias de parque para fiestear, todo bajo un velo de narcicismo chauvinista.
tanta mierda que hablan y tanta guevonada por el socialismo por el che y su marihuanita, NO SABIAN QUE LOS QUE ENTRARON ARMADOS EN ESTOS DIAS, ERAN DEL FRENTE MANUEL CEPEDA VARGAS DE LAS FARC?, NO SABIAN?…
mamertos imbeciles!
hay si que malote soy por hablar de las FARC y de los mamertos, como nadie me escucha lo publicare aqui… si no le gusta y va encontra de los mamertos, pues demalas este no es lugar para que ud publique sus mamadas…
Entonces cuál es el lugar? Ah claro, un montón de viejas se empelotan y eso es expresión libre y protesta, pero alguien comenta algo diferente a los demás y lo insultamos y le decimos que este no es el lugar. Jajajaja.
Me encanto el articulo, pero no entiendo que tiene que ver con la imagen….
oh, entiendo, cuando estemos en desacuerdo con algo nos empelotamos… Vea pues.
Pues yo diría que sólo si te da la gana, Esperanza.
¿Por qué siempre esas ganas de la gente, de vivir imitando a los demás? Cada uno puede decidir solito, no tenemos que estar todos igualitos para vivir en paz, no todos tienen que estar de acuerdo con uno y eso no significa que estén equivocados. Tu moral es tuya y no tiene por qué ser de nadie más.
Muy Buen comentario
Tienes razón, aunque mi comentario no apunta a cuestiones de nivel moral, sino a la contradicción entre el articulo y la foto. No existe un propósito o claro, sino un interés por llamar la atención y juatificarlo tras una critica.
No entiendo porqué ves una contradicción entre el artículo y la foto, desde mi punto de vista, una cosa no anula a la otra, sino que de hecho, es todo lo contrario: Por supuesto que hay un interés en llamar la atención, no para justificar o esconder éste interés detrás de una crítica, como si fueran dos cosas distintas, sino precisamente para que lo que se quiere decir, en este caso, lo que se quiere criticar, como tu dices, sea escuchado, sea tenido en cuenta.
Se supone que está mal que las mujeres, comunes y corrientes, muestren algunas partes de su cuerpo en público, sin tener que esconderse detrás de una intención ‘artística’ o ‘estética’ con la que estén de acuerdo la mayoría de los espectadores, así como se supone que está mal que un grupo de personas utilice un parque de la universidad para compartir un porro, ambos comportamientos son rechazados, incluso tildados de dañinos, de incorrectos… desde mi punto de vista, no lo son, son decisiones propias que no hacen daño a los demás, pero que sí exigen que como grupo, sepamos diferenciar entre respetar y no invadir espacios ajenos, por un lado, y, por el otro, pretender que los demás hagan sólo lo que a mi me parece y con lo que yo estoy de acuerdo, o de lo contrario, me apropio el derecho de relegarlos o eliminarlos, porque me veo obligado a convivir con ellos y no sé cómo convivir respetuosamente entre personas diferentes
Por eso se tiene que empelotar? que tiene que ver?
No es que TENGA, es que QUIERE, y eso es muy diferente. Si se ofenden porque se empelota, será que la desnudez y la protesta sí siguen teniendo algo qué ver…
Beeeee