Artículos de gente que no se dedica a escribir, para gente que no se dedica a leer
Natural Ésta
Tengo una espinita que se mueve y me incomoda en el corazón, cada vez que alguien sale a decir que ‘qué bueno que es BBYB, porque defiende la «belleza natural» y «sin plástico», de las mujeres bogotanas’.
Aunque no me convenga y aunque esté claramente en contra de la moda y de lo políticamente correcto para gran parte de la joven alternatividad bogotana de hoy, tengo que decir que no. No es uno de los principios de BBYB la defensa de una belleza que se crea mejor por ser natural, no es que queramos o nos gusten más las mujeres que tuvieron la suerte de contar con la combinación de genes e intereses vitales correctos, como para que «naturalmente», por obra y gracia de la divina madre naturaleza, resultaran ser buenas y bonitas, según nuestro criterio y gusto individual.
Personalmente, no entiendo el argumento de que las cosas son necesariamente mejores si no tienen químicos, si vienen ‘al natural’, pues mi pobrísimo conocimiento sobre química, me dice que todas las sustancias o combinaciones posibles que el ser humano puede desarrollar, provienen, en últimas, de la misma naturaleza y no de ninguna otra parte, no somos tan poderosos como para crear de la nada sustancias completamente nuevas, que no estén ya presentes en el planeta, solo podemos partir de lo que hay y, en ese sentido, creo que no hay nada que, al menos en su origen, no haya sido ‘natural’.
Incluso aquellos artefactos que son producto de la evolución tecnológica, son de alguna manera la consecuencia de una capacidad ‘natural’ en el ser humano, que marca diferencias en su cerébro con respecto al de otros animales, y que gracias a la racionalidad moderna se ha tomado el mundo de tal forma, que falta poco para que acabe con las condiciones que permiten a nuestra especie vivir en él.
Más importante que esa pretendida naturalidad, que para algunos se esgrime como la gran gracia de las rolas que salen en BBYB, es su individualidad, la autenticidad e independencia con la que cada una de ellas asuma los principios rectores de su vida y, por ende, de su apariencia física, lo que es importante aquí.
No creo que seamos nosotros – de hecho, no creo que haya alguien que lo sea – los indicados para decirle a otro que, si no le gusta como resultó ser su cuerpo o su cara, no debería hacer lo que la tecnología le puede ofrecer para modificarlo, es problema de cada quien el camino que decida emprender para realizarse en la vida, desde que no le haga daño a otros, no veo cual es el problema ni donde está la autoridad que puedo yo tener sobre los asuntos personales ajenos.
Por otro lado, en qué consiste, específicamente, esa ‘naturalidad’? Solamente incluye no hacerse cirugías estéticas para ponerse tetas y quitarse barriga, o también contempla no hacerse tatuajes ni pintarse el pelo, usar shampoo o echarse crema para las arrugas después de los treinta? En ese idilio natural de los jóvenes ambientalistas, estamos también cubiertos con ropas y nos ponemos bloqueador solar? Sin duda me resulta difícil trazar la línea que divide lo uno de lo otro.
Se supone que la persona que decide someter su cuerpo a cualquier intervención quirúrgica cae en el error de transformarse por querer cumplir las expectativas de otros, tratando de parecerse a quien no es, hasta el punto de arriesgar la salud por alcanzar su objetivo. Sin embargo, creo que la persona que, por el contrario, defiende a capa y espada, no solo como un mandato para sí, sino como una obligación moral que deberían acatar los demás, la no intervencion de su cuerpo por cuestiones estéticas, también está cumpliendo, de alguna manera, con las expectativas de un grupo específico, que reconoce esta naturalidad como un valor y para quienes una transformación por vía quirúrgica, sin importar los resultados, sería ya un punto negativo en la apreciación de la belleza física en cuestión.
¡Que cada quien decida cuáles parámetros le da la gana llenar! En últimas todos, consciente o inconscientemente, decidimos qué nos parece bueno o bonito de acuerdo con lo que nuestro grupo social nos enseñó. Para mi lo importante es que cada uno se haya tomado el tiempo para preguntarse a sí mismo qué es lo que le parece, quė es lo que considera bueno y bonito, sin importarle si al final resulta coincidir o no con el gusto de muchos o de poquitos. Si cada rola se cree a sí misma autónoma en esta decisión y logra convencernos a nosotros de que tiene un carácter y una cabeza independientes, !que se opere si le da la gana!, que se pinte el pelo de verde o de azul, que se maquille y se entacone si le parece y si así se siente mejor; si es capaz de frentear su gusto propio con seguridad y firmeza, eso es todo lo ‘natural’ que tiene que ser para mi.