Fotografía por Samuel Yacob Pomeranz
Los estereotipos en la producción de cuerpos se han masificado a niveles increíbles y a ello ha contribuido grandemente la pornografía convencional y estándar. Ya no encontramos la variedad de personas del cine porno de los 70’s o principios de los 80’s, en el que se notaba que las personas eran elegidas por sus atributos sexuales, en vez de su características estereotipadas según un canon o modelo específico. El porno de los 90´s y el contemporáneo ha ido estableciendo uniformidad de cuerpos que, a punta de silicona, cirugías estéticas y producción de músculo con proteínas y otras sustancias, logran producir los modelos de una repetición que a la larga ya no excita. Respetando la diversidad de gustos, la pluralidad de preferencias y demás, hay que decir que el porno y el erotismo sucumben a formas radicalmente homogenizantes; el dios de la uniformidad manda la parada (literalmente) de manera sutil sin que nos percatemos. Yo prefiero el porno y el erotismo donde los cuerpos se presentan más espontáneamente, es decir, donde se ven mujeres y hombres reales, con sus gorditos, sus bananitos, bajitas, flaquitas, con su cabello crespo o largo pero más auténtico. Es preciso aclarar que, si hay algo diverso en la cultura contemporánea, es el porno que cuenta con súper gordas o enanas, negras, orientales, etc., pero, cabe decir también que, aun así, se nota un firme estereotipamiento en el porno, por no decir que hay una mirada que gobierna radicalmente, a saber, la del hombre ¿cuándo habrá un porno hecho por mujeres y para mujeres, donde el objeto del deseo sea el hombre y no meramente la mujer como fetiche sexual? Erika Lust y otras cineastas lo han intentado, pero, no dejan de caer en encasillamientos y estereotipaciones de mujeres según el canon del consumo masculino. Vamos a ver quiénes serán las o los primeros en lanzarse a esta empresa de producción de porno desde corporalidades alternativas, sexualidades diversas y miradas no machistas. Cuando eso pase, seré la primera en sentirme feliz y pregonar a los cuatro vientos que hemos salido de la cárcel insípida a la que nos ha llevado el porno actual.