x Laura Pardo
@laupardocordero
Yo estudié en un colegio de monjas salesianas y ellas acostumbraban a dárselas de creativas y propiciar toda serie de representaciones y actividades lúdicas para inculcar los valores que consideraban buenos y loables, en sus ingenuas y resignadas pupilas infantes.
Este tipo de eventos colectivos, casi ritualizados, en los que se pretende comunicar determinado mensaje o eslogan conectado a un acto simbólico, en el que se espera la participación complaciente de la mayoría, es una táctica ampliamente utilizada por todos en la vida cotidiana y que se puso especialmente de moda, creo yo, impulsada por la facilidad comunicativa de las redes sociales y el internet, de manera que terminamos viendo representaciones pseudo-didácticas similares a las de mi infancia, en los noticieros locales, publicaciones de amigos y la actualidad farandulera colombiana.
En mi opinión, campañas como la de que los hombres se pinten la boca con colorete, con la intención de ‘sumarse’ al ‘pedido’ por que no se golpee a las mujeres ‘ni con el pétalo de una rosa’, es uno de esos actos colegiales de representación protocolaria, que poco o ningún impacto real creo que puede tener en las personas violentas, de cualquier género, que acostumbren a solucionar sus diferencias golpeando o agrediendo a los demás.
Por otro lado, no puedo evitar acercarme a esos discursos de defensa del género femenino con cierta prevención, no entiendo por qué se habla de la violencia contra las mujeres, como si no se ejerciera violencia contra los hombres o como si no fuera igual de grave. ¿Qué significa eso de ‘practicar la igualdad de género’? ¿Cómo se pretende alcanzar un trato igualitario, desde afirmaciones decididamente sexistas como las defensas de este tipo?¿De quién esperan estas mujeres y hombres ese trato igualitario, si por delante, en el centro del mensaje, se sigue partiendo de dar una valoración especial a los sujetos que se reconozcan a sí mismos como mujeres, puesto que históricamente han sido muchas las mujeres maltratadas?
Es decir, el sistema patriarcal de nuestra sociedad occidental ha golpeado a las mujeres por muchos años y ha ejercido contra ellas violencias de todo tipo y repetidamente. Como yo pertenezco a ese mismo género, no debes maltratarme, porque sería seguir dándote garra contra nosotras, y el hecho de que tu reconozcas en mi esa condición de mujer y que eso evite que seas violento conmigo, hará que nuestra sociedad se acerque cada vez más a que nos tratemos todos como iguales, superando el hecho de que seamos mujeres u hombres. Seguramente el problema de comprensión es mio, porque no entiendo la lógica detrás de este mensaje que percibo.
¿Cómo hace la gente para saber si alguien le dio en la jeta a otro alguien por el hecho de ser hombre o mujer y no por cualquier otra razón además de esa? Pues ninguno de nosotros es solo un hombre o una mujer sino una manera especifica de serlo, nuestra propia manera de ser. Si la gente me odia y le caigo gorda a todos, cómo hago para saber e incluso, cómo hace esa gente que me odia para saber si me odia porque soy como soy o porque soy una mujer, entre todas las otras cosas que soy?
En realidad no creo que lleguemos muy lejos en el camino hacia la autoafirmación como individuos autónomos, con cerebro y responsabilidades propias, si seguimos pensando y asumiendonos como parte del rebaño de mujeres históricamente oprimidas e invisibilizadas, manipular a los otros desde el papel de víctimas es una estrategia ruin y contradictoria en este caso, en mi humilde opinión repito. Si tan seguras están de su igualdad de capacidades y de potencialidades, adelante, explótenlas, hagan lo que consideren necesario, sorteen los obstáculos que se les presenten por la razón que sea, todas las personas debemos enfrentar diferentes tropiezos en el camino, no solo por ser hombres o mujeres, o latinoamericanos, o ricos o pobres, todos empezamos en algún lugar, el que nos tocó y la gracia es salir justamente de ahí, con las condiciones que eso exige, con las diferencias y riquezas que esas circunstancias dieron a la personalidad de cada uno.
Desistan por favor, de sacar la carta del género para apelar a cuotas especiales ‘para mujeres’ en las empresas o en los espacios de gobierno, asuman la dirección de su vida y de su casa y si no quieren lavar los platos y hacer la comida, hagan algo al respecto en su propio hogar, en vez de salir a darse fuerza mutuamente, para recordarse con ritos y consignas, lo capaces y poderosas que son por ‘el hecho de ser mujeres’, como si fuera un huevito kinder que le salió a uno premiado con el juguetico más bacano, el de la mística protectora de lo femenino: ‘solo por ser mujer hay que respetarla’, como si todas las personas no merecieran el mismo respeto, leyes para las mujeres, preferencia para sentarse en la silla que quedó libre del bus…
A mi por lo menos, que me sigan tratando diferente, que me traten como se me trata a mi, no como mujer, o como adulta o como colombiana o como estudiante, sino como al individuo que soy y que espero poder mostrar a quienes interactúan conmigo, de manera mutuamente respetuosa, sin importar si es hombre, mujer, niño o perro.
Para mi el problema de ese tipo de perspectivas es que se sigue apelando a la identificacion con un grupo para afirmarse como sujeto, para mi el mensaje no deberia seguirse yendo para allá porque sería como dar una vuelta sobre uno mismo, sino más bien apelar a la individualidad, a la unicidad por encima o antes que esas otras identificaciones y pertenencias o militancias.
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Fino y contundente. Totalmente de acuerdo. Quizás ésas «campañas» favorezcan q quienes no han decidido se decidan!!
Yo creo desde lo más profundo de mi corazón, que la mayor dificultad del ser humano, es encontrar el punto medio de las cosas. Me causa «picazón», el encontrarme posturas extremas feministas, que se van colando en la forma de hablar y de hacer las cosas. Desde que en el colegio de mis hijos les dio por decir a la rectora y a las profesoras LOS y LAS estudiantes,….LOS y LAS niñas…..me revolvía el estómago y todavía me sucede, porque se ha vuelto casi general el separar a LOS y LAS…. Yo no creo que se necesiten estas diferenciaciones para reafirmar a las mujeres, ni necesitamos anteponer el género a cualquier conversación para hacer valer la feminidad de las integrantes de cualquier grupo, ni su papel en la sociedad, ni creo que necesitemos volvernos agresivas y a veces groseras para defender nuestro papel…… Me he encontrado más de una mujer en la que se siente que con rabia, y con casi puños y patadas debe defender el hecho de ser mujer……lo triste, es que cuando encuentro estas mujeres, indefectiblemente las acompaña una historia de abuso, o de haber sido agredidas por sus parejas, por sus padres, por sus hermanos…..y la verdad es que la debilidad física de la mujer la hace vulnerable a la agresión. En nuestro mundo hay profundas raíces, no solo de machismo, sino también de intolerancia, de impaciencia, de falta de solidaridad y de egoísmo. Y cuando éstas características se juntan, el más débil es que lleva las de perder. En ese sentido estoy de acuerdo con mi Lauris, en que cada persona debe ser respetada solo por ser ella, solo por hecho de existir y de ser, solo por vivir en este planeta, TODOS debemos gozar de respeto y consideración, sin que tengamos que anteponer el hecho de ser niño, mujer, anciano, perro…. Pero no podemos desconocer que esas raíces machistas de nuestras culturas, han puesto en desventaja a las mujeres y que la historia, nos enseña que los hombres desde sus puestos de mando, han hecho a las mujeres a un lado; no he sabido que haya una sociedad en la que una mujer pueda tener siete esposos, y mandar sobre ellos, y disponer de sus vidas como se le antoje, y que pueda mandar lapidar a uno de ellos si le falta al respeto (según sus cánones de respeto), y que esa mujer pueda decidir que sus hijos no vayan a la universidad porque no tienen derecho y » están hechos» para cargar bultos, por ejemplo.
No debería nadie, tener que defender su derecho a ser, a expresarse como persona, a aprender lo que se le antoje y ejercerlo, ninguna niña en el mundo debería sufrir la ablación. Lo que nuestros sistemas educativos deberían procurar enseñar, por sobre todas las cosas, es el profundo respeto por el otro.
Es muy extraño ver artículos como estos en un medio que utiliza la figura de la mujer como objeto. Pienso que los estereotipos solo sirven para encasillar a una persona, un ser humano es muy complejo para ser simplemente catalogado. La pintada de labios es simplemente un pretexto televisivo, farandulero, propio de la sociedad de doble moral y consumo actual.
Te cité en mi entrada el día de hoy,precisamente por que pienso similar. Eso si, no escribo tan bien como tu. Aqui lo dejo:
http://truekrozel.blogspot.com/2014/11/adicion-the-fifth-commandment-el.html
Laura, definitivamente creo que apelar a mi condición de mujer, para justificar todo lo malo que me pase en la vida me niega la posibilidad de ser un individuo consciente de sus decisiones, autónomo y que hace una lectura crítica de la realidad para así mismo defenderse de ella. Ahora bien, toda agresión hecha a una mujer no es por su condición de ser mujer, pero de que existe este tipo de violencia no podemos hacer caso omiso.
Reconocerme como mujer, por el contrario, no me resta la posibilidad de ser individuo. Un individuo que NO ES SÓLO MUJER, sino que es además un sin fin de cosas más (atea, creyente, comunista, capitalista, importaculista) porque sí, para reconocerme como individuo si debo reconocerme como, si no parte de algo, ajeno a ese mismo algo. De eso se trata la identidad, de la construcción INDIVIDUAL que hagamos de cosas CULTURALES y SOCIALES. Reconocerme como parte de un grupo no me hace más o menos individuo, sólo me hace un individuo que hace parte de algo.
Estoy de acuerdo con la crítica inicial, el feminismo no se puede volver un lugar cómodo; no puedo hacer culpable de todo lo que ocurre en mi vida al patriarcado, pero en el afán de criticar esta actitud tampoco puedo desconocer una realidad y es que, por la afirmación de ser mujer y por el supuesto de ser más débil, todas hemos recibido un sin fin de agresiones. Que nos victimicemos o no a partir de ellas es algo diferente y, además, algo que cualquiera tiene derecho a hacer siempre y cuando no te obliguen a ti a entrar en la misma lógica.
Creo que el argumento del artículo es contundente, pero para mi, se desdibuja al final.
Los quiero.
Vari@s no están de acuerdo con las campañas de sensibilización en pro de la igualdad de género o en contra de la violencia de la mujer. El raciocinio — válido pero corto — detrás de esto, es que si somos iguales a los hombres no debemos permitir de que nos retraten como débiles y que, la violencia es mala, sea contra quien sea, hombres o mujeres.
Independientemente de la validez del raciocinio, hay dos hechos contundentes que la anterior posición ignora. El primero, es que las mujeres somos físicamente más débiles que los hombres y físicamente “menos aptas” para algunas labores, lo que inmediatamente nos pone en un plano de desigualdad con ellos cuando de violencia física se trata. El segundo, es que esta desigualdad física, idiosincráticamente, se ha traducido en que la sociedad nos percibe como débiles y “menos aptas” para toda una variedad de otras facetas: trabajo, salarios, funciones, y lo peor, decisiones.
Esa óptica social de “debilidad” y “menor aptitud” — una violencia sutil y prevalente en todos los ámbitos — es la que justifica las violaciones con el argumento de que nos pusimos ropa muy sexy (no fuimos lo suficientemente sensatas y tuvimos nuestro merecido por decidir portarnos como bobas o como zorras). Y esa misma visión social se plasma en que las estadísticas, los estudios, y la realidad muestran que las mujeres reciben un menor salario por desempeñar trabajos iguales a los de los hombres, ocupan menos cargos de poder que ellos, y no se les permite desarrollar funciones como el sacerdocio.
A ver, las mujeres tenemos derecho al voto en Colombia desde hace casi 60 años. Eso quiere decir que mi mamá no pudo votar sino hasta la tierna edad de 28 años y mi abuela hasta los 50, aunque sus hijos hombres sí lo pudieron hacer desde los 18! Ni el Congreso, ni el Gobierno pudieron reconocer antes que la mujer era capaz de tomar una decisión de voto pensada y autónoma, porque ésa era la idiosincrasia en ese momento.
Casi tres generaciones han pasado para que los hombres y las mujeres nos veamos más como iguales, pero todavía falta mucho por recorrer y obstáculos por sortear: el derecho pleno sobre nuestro cuerpo, que la mujer sea admitida al sacerdocio en la iglesia católica — importantísima aún en nuestra sociedad, y que con el ejemplo de excluir a las mujeres refuerza de manera constante su “ineptitud” o “debilidad” –, oportunidades de empleo iguales a las de los hombres, y salarios iguales, entre otros.
Cierto que somos iguales ante la ley, pero si lo somos, porqué no hay todavía paridad de cargos en el Congreso, en la rama judicial, en el ejecutivo? Porqué todavía no vemos paridad en las presidencias y vicepresidencias de las empresas, en los directorios de los bufetes de abogados, en la iglesia católica? Y esto, a pesar de la ley de cuotas que rige desde hace 14 años y que ha permitido que hoy contemos en el gabinete con 5 ministras de 16, cumpliendo con la cuota estricta del 30%, pero ni una más!
La realidad de la desigualdad de genero y el reconocimiento de las diferencias entre los hombres y las mujeres implica un trabajo continuo y largo para cambiar la idiosincrasia. La idiosincrasia se cambia no en una sino en varias generaciones y, en cuanto a la mujer, el trabajo no ha terminado y, por el contrario, requiere de todos los esfuerzos posibles de concientización sobre la perversidad del machismo y la desigualdad, empezando por la educación de nuestr@s hij@s con el ejemplo que damos en casa; con cambios en la ley, en la iglesia católica, en el lenguaje que usamos, y sí, con campañas como las del colorete rojo que pueden parecer muy “lúdicas” pero que algo de reflexión crean en la sociedad.
La campaña del colorete rojo es muy profunda: acepte que existe el maltrato a la mujer y tenga los “cojones” de oponerse simbólicamente al mismo. Los “cojones” consisten en que los hombres se pongan colorete rojo en los labios, se saquen una foto, y la publiquen. Yo no he visto al primero de mis amigos en Facebook que haya tenido los “cojones” de sacarse la foto, y supongo que es porque eso indicaría que son afeminados, o lo que idiosincráticamente es lo mismo: “débiles” o “menos aptos”. El corazón valiente de Uribe no se le midió, tampoco hasta ahora nadie del Gobierno …. esto muestra que existe un temor clarísimo a que los perciban “afeminados” y por ende, “débiles”.
El tema de fondo es que la sociedad entera percibe como algo malo la debilidad física de la mujer y la extrapola absurdamente a otras áreas. Como sociedad, debemos reconocer que esta debilidad física existe y no es mala — es una condición que la sabia naturaleza y la evolución han impuesto, por algo — y que es equivocado e injustificado extrapolarla al resto de las facetas de la vida femenina.
A ver cuántos hombres reflexionan sobre esto y se le miden a ponerse el colorete?
¡Espectacular! sencillo y contundente
Estoy totalmente de acuerdo, un hombre violento con una mujer es porque de alguna manera en su cerebro se cree con autoridad para actuar con la fuerza sobre ella. Pero igual aplica para una mujer con un hombre, o un hermano con su hermanos, o un padre con sus hijos. Debemos denunciar es el silencio, las victimas silenciosas, el quedar callado por no perder algo, la violencia que cada vez se incrementa convirtiendose en tragedias de noticiero, la complicidad familiar para ocultar, el «mi hijo/a sería incapaz de hacer eso» cuando las madres niegan la realidad de un hijo violento.
Estoy de acuerdo, y esta discusión la he tenido en varias oportunidades, aunque el discurso feminista de igualdad se va a los extremos de preferencias y mayores beneficios, también es cierto que continuamos en una sociedad patriarcal donde aún los hombres son «los que llevan el pan a la casa» y la mujer se queda «cuidando niños y haciendo oficio», porque además que los hombres se pongan en este papel, la crianza colombiana crea estos estereotipos también en las mujeres, y desde esta perspectiva se debe seguir reivindicando la mujer como sujeto de derechos igualitarios.
Eso si, también depende de nosotras no ser tratadas diferentes en medio del discurso de la igualdad de género.
Siempre he dicho algo similar. El punto fatal, mortal y totalmente incoherente de muchas tesis feministas es hablar de igualdad hablando del género, y usándolo como caballito de batalla para lograr semejante fin. Es casi como si se afirmara que las mujeres son más iguales que los hombres. Por diox.. hasta cuando con esto?
Muy bien…
Totalmente de acuerdo, más cuando la campaña se hace desde un preconcepto de debilidad e inocencia del género femenino contra un violento y culpable del masculino. La paz, el respeto, la convivencia y la madurez de una sociedad se da por la aceptación y seguimiento de reglas que beneficien por igual a todos sus integrantes. FCC
Laura, comparto mucho su posición y mujeres como Tu, son las que debemos tener por todo el mundo.!! 👍😜👍😜👍😜👍
Que buen ensayo. Sencillo