La Esquina de Pinina – Viernes 6 de septiembre 2013

La represión es el modo mediante el cual se pretende, de forma violenta, boicotear el ánimo trasgresor de los que luchan por reivindicaciones relacionadas con la mejoría de ciertas circunstancias que ampliarían el bienestar para todas y todos. Esa participación es la sustancia de lo que en buena filosofía política llaman Estado de Derecho. El Estado de Derecho es uno tal que la ley se aplica en tanto que productora de vida y de calidad de vida de los sujetos que constituyen el Estado, a saber, los ciudadanos. Mediante el Derecho se da la amplia participación de los ciudadanos en las cosas que les corresponden como comunidad, eso es exactamente lo que se llama “república” (latín res=cosa, asunto). La res-pública es lo que nos concierne a todos, lo que nos saca de una vida privada, pasiva y administrada por los que han asumido el poder cuando se lo hemos entregado mediante la democracia representativa; es representativa porque ellos, los que asumen el poder, lo hace en nuestro nombre ya que les hemos entregado nuestra potestad constituyente, nuestro poder de constituir. Sin embargo, hoy por hoy, los constituidos (o sea los políticos) creen que están allí en nombre suyo propio y se benefician según los negocios de unos cuantos, un puñado, o sea, intereses privados y no públicos. La resistencia política empieza cuando nos damos cuenta de esa gran corrupción del Estado en la democracia representativa; corrupción que, por lo demás, se evidencia en la dominación de pequeños grupos élite que fomentan el racismo, el clasismo, el sexismo y la intolerancia sexual. Por ello, desde esta Esquina de Pinina, desde este lugar del trasnocho y la obsesión lúbrica (lujuriosa) decimos ¡basta! No más indiferencia. Invitamos a desmontar las prácticas represivas que no son solo bolillo y tanqueta, sino miradas que censuran, morales que reprimen, cuerpos que se establecen como superiores y admisibles, mientras que otros son fruto de críticas que desestiman y humillan. Basta de bolillo, basta de tanquetas y gases lacrimógenos; basta de censuras y reproches a la diversidad sexual y a las prácticas sexuales disidentes. Libertad política y sexual ¡ahora!