San Francisco, California.
Luego de un vuelo con una larga escala llego a la famosa ciudad de los gays americanos. Mama Dora, mi amiga drag-queer mexicana que lleva años en los Estados Unidos, me recibe en el aeropuerto. Luego de varios vinos y una rica cena con amigos en común vamos a Meow Mix, un bar en el que tanto chicas y chicos, gays y no gays, realizan una especie de café concierto. Todos muy producidos, con una estética drag y bizarre, se atreven a subir al escenario a ejecutar sus mejores números. En esta ocasión el tema era “sing it” (cántalo) de tal manera que aquellos guapos y guapas chicas se subían al escenario a cantar haciendo unas performances espectaculares. Lo que me gustó mucho es que no se trataba de una atmósfera exclusivamente de gays, sino de hombres y mujeres que, sin acentuar ese aspecto de la sexualidad, se dan a la fanfarria y la fiesta con maquillaje, colores, vestidos de gala, etc, en la más amistosa atmósfera. Pensé en la posibilidad de que la gente en Bogotá tuviera un café concierto relajado, dónde hombres y mujeres compartieran la experiencia del espectáculo sin tanta cosa, no más por el amor al arte y al drag (quien no ha soñado montarse en tacones y maquillarse como una draga al menos una vez en la vida), aplaudiendo y riéndose unos de otros, jugando y construyendo lugares más abiertos que los auto-ghettos que discriminan a unos y otros. Abandonar esa postura clasista, misógina, lesbofóbica, prácticamente heterosexista de la cultura gay urbana de nuestra ciudad y aprender, de nuestras experiencias como gente de mentalidad ampliada y no meramente como sujetos cerrados, egoístas y mezquinos. También sueño con un lugar donde ser marica no sea un motivo de risa y desprestigio, sino un modo más de vivir la vida; un espacio donde quepamos todos y todas con nuestra sexualidad abierta sin escondernos y sin cerrarse a que otros puedan compartirla. Creo que es políticamente relevante crear lugares donde todos y todas podamos departir, bailar, jugar, reír, ligar y amar desde nuestras particulares diferencias. Besos desde San Francisco.